martes, 16 de junio de 2015

Saeta militar (Miguel Asins Arbó)


La marcha lenta "Saeta militar" compuesta en 1968 por el director de músicas militares Miguel Asins Arbó (1918-1996). Esta marcha fue recogida en grabación discográfica formando parte de la "Antología de la música militar de España".


domingo, 28 de septiembre de 2014

"PEÑA PLATA": UNA MARCHA FÚNEBRE CON HISTORIA

“Peña Plata” es el título de una marcha fúnebre interpretada en Zamora desde principios del siglo XX. La primera noticia que tuvimos de ella fue a través de la siguiente reseña periodística de los años cuarenta:

“La [banda] de la Cruz Roja, que dirige diestramente el músico don Julio Iglesias, nos brindará este año toda la serie de obras patéticas tan bonitas como populares que hizo la inolvidable banda del Regimiento “Toledo” desde la famosísima de Thalberg hasta “La Cruz” del que fue nuestro ídolo musical don Leandro Rodríguez (q. e. p. d.) pasando por “El dolor de una madre”, “Peña Plata”, “Piedad” etc…. que ya interpreta insuperablemente […]”.[1]

Enseguida nos llamó la atención el título. En una primera búsqueda por distintas bases de datos, no encontramos información alguna sobre esta marcha. Sin embargo, proseguimos nuestra investigación basándonos en lo único que teníamos y que eran las dos palabras que conformaban el título de la marcha. No tardamos en descubrir que “Peña Plata” era el nombre de una montaña situada al norte de Navarra y que daba nombre a una batalla de la última Guerra Carlista. Este dato nos puso alerta sobre la posible antigüedad de la obra.

Situándonos en el contexto histórico, la Tercera Guerra Carlista se desarrolló en España entre 1872 y 1876. Las acciones bélicas tuvieron lugar sobre todo en las provincias Vascongadas y Navarra, y en menor medida en Cataluña, Valencia y Aragón. Concretamente, la Batalla de “Peña Plata” tuvo lugar en la provincia de Navarra el 19 febrero de 1876 y en ella intervinieron por parte del Ejército Liberal, entre otras fuerzas, las del Batallón de Cazadores de Cataluña y del Regimiento de Infantería de Toledo nº 35.

Este último dato de la participación del Regimiento de Infantería de Toledo nº 35 en la acción de Peña Plata no lo pasaríamos inadvertido puesto que conocemos la importancia que tuvo el paso de este Regimiento por Zamora años más tarde. De esta forma indagamos sobre su historial y los músicos mayores que estuvieron al frente de su banda de música. Para esto, la hemeroteca digital ha sido fundamental a la hora de conocer muchísimos y reveladores datos. A través de ella descubrimos que “Peña Plata” era el título de un pasodoble que llevaba en su repertorio la banda del Regimiento de Córdoba, de guarnición en Cádiz, en 1887:[2]

Programa del concierto de la Banda de Música
 del Regimiento de Córdoba en 1887.

Este primer dato nos daba a entender que con el título de “Peña Plata” había más de una obra musical. Habíamos encontrado un pasodoble con ese nombre que ya se interpretaba desde 1887 pero no habíamos dado con ninguna marcha fúnebre. Por otro lado, el segundo número del programa aquí ofrecido era una obra titulada “Batalla Recuerdos del Norte”. Este título también nos alertaría sobre dos aspectos: la palabra batalla que indicaba una pieza de carácter militar; y el resto del título que evocaba los recuerdos acaecidos en el norte durante esa batalla. ¿Estaría dedicada esta obra a rememorar los hechos de la última guerra carlista? La palabra norte y la cercanía de fechas así lo sugerían. Sin embargo, el hecho de su interpretación por la banda de música del Regimiento de Córdoba de guarnición en Cádiz y la dedicatoria de su director nos hizo conjeturar en un principio una idea algo equivocada.

Fue más tarde, cuando encontramos nuevos datos sobre una pieza musical titulada “La Batalla de Peña Plata” que empezamos a sospechar una posible identificación entre las dos obras:

La Batalla de Peña Plata” por la Música del Regimiento de Toledo.

Hacia septiembre de 1887 la Plana Mayor del Regimiento de Toledo junto con su banda de música se hallaba en Salamanca. Como podemos apreciar, el plato fuerte del programa es la interpretación de este título con la colaboración de otras formaciones musicales para mayor lucimiento de la obra. Al día siguiente, la prensa vuelve a hacerse eco del concierto anunciado, haciendo hincapié en dicha pieza musical y dándonos detalles de su estructura:

Números que incluye "La Batalla de Peña Plata".

Gracias a esta detallada información, pudimos comprobar como uno de los números que integraban dicha obra (el nº 12) era precisamente una marcha fúnebre. Una vez llevado a cabo el concierto, la prensa recogía días más tarde en sus páginas el hecho relatándolo de la siguiente forma:

Relato del concierto y de la interpretación de la obra.

Por lo que nos cuenta el cronista, la obra obtuvo un tremendo éxito entre el público asistente. Pero no queda ahí la cosa ya que el periodista destaca un número de entre todos los que componen la obra: el nº 12 “Conducción de muertos al Cementerio, marcha fúnebre”. Es simplemente asombroso que, antes que números quizás más brillantes como puedan ser las dianas, la propia batalla o el desfile final; sea una marcha fúnebre la que alcanzara los más grandes elogios.

Llegados a este punto intuíamos que íbamos por el buen camino en nuestra investigación pero nos quedaban aún varias preguntas que seguían sin estar resueltas: ¿se trataba en realidad de la misma marcha fúnebre que se tocaría en Zamora años más tarde? ¿Quién era el autor de esta obra? ¿Cuándo la compuso?

Otro de los datos que en un principio nos hizo pensar erróneamente en su autoría fue el hecho de felicitar tan efusivamente, en la crónica anteriormente expuesta, al director de la banda de música del Regimiento de Toledo Sr. Sierra. ¿Sería él el autor de la obra y por consiguiente de la marcha fúnebre?

Concluida la búsqueda de reseñas en la hemeroteca hacia “Peña Plata” como obra musical, comenzó otra búsqueda que confirmaría nuestras sospechas. Al buscar datos sobre la obra “Recuerdos del Norte”, encontramos que se identificaba exactamente con la misma pieza musical:

“Recuerdos del Norte” con los números que lo integran.

La banda municipal de Badajoz incluía en agosto de 1905 este programa en el que se incluía la Fantasía Militar “Recuerdos del Norte”. Podemos equiparar los números de una y otra versión para comprobar que se corresponden, sólo que en “La Batalla de Peña Plata” se desglosa pormenorizadamente y en “Recuerdos del Norte” se simplifica:

“La Batalla de Peña Plata”
Fantasía “Recuerdos del Norte”
1º Aurora.
a. El amanecer.
2º Llamada a las bandas para prepararse a las dianas.
b. Llamada formación y misa.
3º Cinco campanadas y un cañonazo indicarán a las tropas el toque de diana.
4º Oración y salida del sol.
5º Salida de las tropas al lugar de la acción, en cuyo trayecto entonan los soldados canciones populares.
c. Ataque, carga y degüelle.
6º Alto la marcha.
7º Despliegue de guerrillas.
8º Juego de guerrillas.
9º Repliegue de fuerzas y ataque a la bayoneta.
10º Toque a degüello y carga de caballería (el foco de la batalla).
11º Terminado el fuego, el General en Jefe revista las tropas.
d. Llegada del Rey.
12º Conducción de muertos al Cementerio, marcha fúnebre.
e. Marcha fúnebre.
13º Desfile de las tropas a sus cantones.
f. Final.

Esta nueva información aparecida en “La Región Extremeña” nos aportaba un dato crucial y era el apellido Sánchez asociado a la autoría de la composición. Siguiendo con nuestra búsqueda dimos con más notas de prensa sobre “Recuerdos del Norte”:[3]

"Recuerdos del Norte” interpretada en 1886.

Nos encontramos nuevamente con la banda de música del Regimiento de Córdoba que ya en septiembre de 1886 interpretaba esta pieza. Por lo tanto, retrasábamos un poco más la posible fecha de composición. Pero no nos quedaríamos aquí ya que en dos sucesivos recortes de prensa aparecidos en “La Correspondencia de España” de febrero de 1878, obtendríamos nada menos que la fecha de esta obra musical, la dedicatoria y su autoría:

Composición del músico mayor del Regimiento de Toledo.

“Recuerdos del Norte” dedicada a S. M. el Rey.

El músico mayor del Regimiento de Toledo en 1878 era Bartolomé López Sánchez[4] (¿?-1884), el cual venía haciéndose cargo de la banda desde octubre de 1870, en sustitución del músico mayor Fermín Martín. La Plana Mayor del Regimiento junto con su música se encontraba en Gerona desde 1872, desde donde se trasladaría a la provincia Navarra a principios de 1876 para entrar en acción en las últimas batallas de la guerra.

Bartolomé López compuso esta página musical titulada originalmente “Recuerdos del Norte” para dedicársela a S. M. el Rey Alfonso XII por su triunfo ante un país dividido por la guerra civil. Bartolomé López Sánchez viviría de primera mano con su Regimiento la crudeza de la guerra en sus últimas batallas, en especial la de “Peña Plata”, en la que se inspiraría para lograr esta brillante pieza musical. Quizás sea este el motivo por el que la obra también se conocía por ese nombre. Terminaría de componer la obra a principios de 1878 para preparar su encuadernación y presentarla ante el monarca, hecho que, como hemos visto, se produjo el 19 de febrero de 1878. Precisamente, buscando en la base de datos de la Biblioteca del Patrimonio Nacional, localizamos este título junto a su autoría. Enseguida solicitamos una copia del ejemplar que se conserva en la Real Biblioteca.[5] En las siguientes imágenes podemos apreciar varias páginas de esta obra:

"Recuerdos del Norte" por Bartolomé López Sánchez. Real Biblioteca.

Dedicatoria a S. M. y firma del autor.

La dedicatoria a S. M. Don Alfonso XII dice así: “Señor, grande es mi atrevimiento, pues me impele á colocar vuestro augusto nombre en la portada de éste humilde trabajo, que tengo el honor de dedicar á V. M., cuyo solo acto le reviste de grandísima importancia; pero á nadie mejor que al Monarca que, al frente del valeroso egercito que mandaba, venció á los enemigos de la libertad, dando á España la paz, puede ofrecer su primera producción pidiendole la cobige bajo su augusto manto, quien como el autor, no tiene otros méritos que el decidido empeño de recordar y conmemorar la brillante campaña llevada á cabo por las tropas liberales de que V. m. era el augusto Géfe.

Ruego a V. M. se digne admitir ésta pobre ofrenda que le dedico como una prueba de respeto y admiracion.
Señor
A L. R. P. de V. M.
Bartolomé Lopez”

Enlazando cada una de las alabardas que orlan la dedicatoria, aparecen sendas cintas con la bandera española conteniendo los nombres de las localidades y combates más destacados de la guerra: Estella, Miravalles, Monte Gárate, Elgueta, Peña-Plata, Orio y Abadiano.

La instrumentación empleada originalmente en la obra es típica de las bandas de Infantería de la época. En la siguiente imagen podemos apreciarla con claridad:

Instrumentación original y comienzo del primer número: Aurora.

En la página 33 encontramos la “Marcha Fúnebre” escrita en la tonalidad de Fa menor:[6]

Inicio de la Marcha Fúnebre.

La marcha fúnebre con el título de “Peña Plata” pudimos hallarla en el repertorio de la Banda Municipal de Palencia, que amablemente nos cedió una copia para nuestra investigación. A continuación, mostramos la parte de Bajo de la marcha y comprobamos que efectivamente se trata de la misma composición:

Parte de Bajo 1º de la obra, cedida por la Banda Municipal de Palencia.

También en Alicante conservan una copia de “Recuerdos del Norte”. Agradecemos también la gentileza de la Unión Musical de Crevillent y en especial a José Mas por hacernos llegar la partitura. Mostramos seguidamente la parte del Bajo del fragmento de la obra que contiene el comienzo de la “Marcha Fúnebre”:

"Recuerdos del Norte" parte de Bajo y comienzo de la Marcha Fúnebre. Archivo de la Unión Musical de Crevillent.

En conclusión, comprobamos una vez más como una marcha fúnebre que forma parte de una pieza musical, trasciende el marco de dicha obra para ser interpretada de forma independiente. La propia música del Regimiento de Toledo fue la que la introdujo en Zamora a principios del siglo XX. Pero también provincias vecinas como Palencia han escuchado sus acordes en forma de marcha fúnebre para las procesiones de Semana Santa. Tampoco descartamos que otras provincias como Valladolid o Salamanca, donde estuvo el Regimiento de Toledo de guarnición durante algunos años, hayan sido testigos de esta música.

“Peña Plata”, como así se le conoce a esta marcha fúnebre, ha dejado de ser anónima para contar, no sólo con el nombre de su autor y la fecha de composición: Bartolomé López Sánchez (1878); sino también con el marco histórico de una pieza musical de carácter militar inspirada en las acciones de la última Guerra Carlista: “Recuerdos del Norte”.

David Marrero Pérez
Diciembre de 2013

Fuentes consultadas:

- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
- Dossier de Prensa de la Semana Santa de Palencia 2011.
- Hemeroteca digital de la BNE.
- Real Biblioteca: www.realbiblioteca.es



[1] El Heraldo de Zamora 27/02/1941.
[2] La Palma: Diario de avisos, mercantil, industrial, agrícola y literario (Cádiz) 29/06/1887.
[3] El Guadalete: periódico político y literario (Cádiz) 05/09/1886.
[4] Bartolomé López Sánchez fue también el primer director que tuvo la Banda Municipal de Almería allá por 1852.
[5] Entre los datos que ofrece la base de datos de la Real Biblioteca sobre esta obra, figura que la encuadernación se realizó en Bilbao, en la imprenta “Viuda de Delmas”. Aunque en la copia digital facilitada no hay rastro alguno de este dato, sabemos que Bartolomé López estuvo de guarnición en Portugalete (Bilbao) en 1878, por lo que coinciden la fecha y el lugar.
[6] Es de destacar que en la partitura que Bartolomé López dedicara al monarca, únicamente aparezca como título de este número: “Marcha Fúnebre“, sin el añadido de “Conducción de muertos al Cementerio” que veíamos en el recorte de 1887. Tal y como aparece en la partitura original, los números que la integran no están todos titulados. Los que si lo están son: Aurora (Andante 6/8); Llamada de bandas (Moderato 3/4); Despliegue de guerrillas (vals 3/4); Fuego las guerrillas (llamada de cornetín); Llamada de guerrillas a la carrera para emprender el ataque general (llamada de cornetín); Ataque (2/4); Carga de caballería y degüello (Allegro 2/4); Con fuego (Allegro 2/4); Marcha Real (2/4); Marcha Fúnebre (Compasillo); Final (2/4).

LA MARCHA FÚNEBRE "A MIA MAI" Y SU AUTORÍA

Hay marchas que se han escuchado en nuestra tierra “de toda la vida”, como se suele decir en el lenguaje popular. Esta medida de tiempo es aplicada, sobre todo, por las personas entradas en años para intentar describir la antigüedad de algo. Es lo que ocurre con la marcha “A mia mai”. Pero queremos saber algo más sobre esta magnífica composición: ¿quién la compuso? ¿en qué año? ¿cuál es su procedencia?

A día de hoy podemos responder a dos de esas preguntas. Su autor y su procedencia. Existen varias copias de esta marcha en distintos archivos de bandas de nuestras Islas. En algunas partituras aparece como anónima (caso del archivo de la A. M. Orotava). En otros únicamente aparece el apellido Caldeira (Archivo Histórico Provincial). Un guión manuscrito de esta marcha nos da alguna pista más sobre su autor, ya que junto al apellido vienen las iniciales de su nombre: A. D. Caldeira (archivo de la Banda Municipal de La Laguna). Pero, y ¿quién es este autor?


Guión manuscrito en el que se lee: “Amia mai” Marcha fúnebre por A. D. Caldeira.


Domingos Antonio Caldeira fue un músico militar nacido en 1852 en la localidad de Elvas (Portugal), director de bandas como la del 2º y 4º Regimiento de Infantería, con la que ganó varios certámenes. Flautista en la Orquesta del Real Palacio de Ajuda y compositor de obras musicales para banda de música. Entre las obras que hemos podido catalogar de este autor figuran las siguientes:

- Ecos del Pasado (pasodoble)
- O Foturo (pasodoble)
- ¡Oh! Artista (pasodoble)
- El Aeronauta (pasodoble)
- A Parola dos pistons (polca)
- Noráh (polca)
- A los toros en Setubal (pasodoble)
- ¡Sentinelha alerta! (marcha militar)
- De Cascaes a Lisboa (pasodoble)
- De Evora a Elvas (pasodoble)
- A Luis de Camoens (pasodoble)
- O Marquez de Pombal (pasodoble/marcha) [1901]
- Alfonso XIII (pasodoble)
- ¡Alma Mía! (pasodoble)
- O regreso a Extremoz (pasodoble)
- A’ Herculano (marcha de concierto)
- Le Combatan (pasodoble)
- Adios á Evora (pasodoble)
- Retreta militar (retreta)
- A morta (marcha fúnebre)
- A mia mai (marcha fúnebre)
- Requiem au meu pae (marcha fúnebre) [1905 o anterior]


“En el certamen musical que hace días se realizó en Badajoz, salió victoriosa la banda del 4º de Infantería, de cuyo maestro, Domingos Antonio Caldeira, publicamos su retrato”. (Revista O Antonio Maria 3/09/1891)

Su procedencia portuguesa nos recuerda la relación que siempre ha existido entre esa nación y nuestras islas. La influencia de músicos portugueses se ha dejado sentir en nuestra tierra desde los primeros maestros de capilla de la Catedral de Las Palmas como Manuel de Tavares, hasta los hermanos Nuñes, integrantes de la Filarmónica de Carlos Guigou y profesores de sus respectivos instrumentos. A este respecto, destacamos la visita a Tenerife de la Real Philarmónica Artística Madeirense en mayo de 1909, actuando en el teatro principal de la capital y en cuyo programa figuraba una obra de Caldeira. Dichas obras formaban parte de los repertorios de nuestras bandas desde principios del siglo XX. Con respecto a sus marchas fúnebres, decir que la prensa española recoge en una noticia el título de una obra suya:

La banda de Infantería ha tocado durante el trayecto “A morta”, de Domingos Caldeira, y las marchas “Descansa en paz”, de Milpager, y “Aprés le combat”, de Bleger.
La música de la Guardia municipal ha interpretado las marchas de Taborda, “A mon pere” y “Derniere larme”. (La Correspondencia de España 8/02/1908)

Sin llegar a poder precisar la fecha de composición de la marcha que nos ocupa, su título “A mia mai” (a mi madre) y el calificativo de fúnebre nos inclina a pensar en la dedicatoria de esta a la muerte de su madre[1], ya que otra marcha fúnebre de este autor titulada “Requiem au meu pae” (Requiem a mi padre), no deja lugar a dudas en cuanto a su dedicatoria. Y si bien desconocemos este dato, una búsqueda en los correspondientes archivos portugueses (que no hemos podido realizar) nos podría facilitar las fechas, tanto del autor, así como del fallecimiento de su madre (y su padre), hipotéticamente cercana a la de composición de esta magistral marcha.

David Marrero Pérez
Abril 2014.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES

- Revista “O Antonio María”.
- La Correspondencia de España.
- Biblioteca virtual de prensa histórica del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
- Archivo personal de Antonio Filipe Rebola Rosado en “Genealogías alejentanas”.
- Archivo Histórico Provincial de Tenerife.
- Archivo de la Banda Municipal de La Laguna.
- Archivo de la Agrupación Musical Orotava.



[1] Gracias a un documento digitalizado donde figura el registro de casamientos de la iglesia de El Salvador (Elvas) pudimos averiguar varios datos. Domingos Antonio Caldeira casó con Emilia do Carmo Pereira en 1882. Los padres de este fueron Sebastiao Caldeira y Ana Genoveva. A ellos dedicaría sendas marchas fúnebres para honrar su memoria.

MARCHAS FÚNEBRES Y BANDAS DE MÚSICA EN ZAMORA. LA MARCHA DE THALBERG.

“Una marcha fúnebre, tiene para nosotros los mayores encantos y siempre, sobre todo la añoranza de la Semana Santa, deseada y querida, admirable y sublime, haciendo ello que no podamos menos que pararnos a escuchar, allí donde una triste melodía llega a nosotros”.

X.

La Semana Santa de Zamora cuenta con multitud de elementos propios que la caracterizan y, no en vano, es conocida como una de las principales de España. Como en toda Semana Santa, su religiosidad, sus tallas y pasos procesionales o sus cofradías, son los elementos clave donde se centran la mayoría de estudios y reportajes. Sin embargo, Zamora incorpora una serie de peculiaridades que le otorgan ese sello distintivo donde quizás las más conocidas sean la figura del “Barandales” (personaje vestido con amplios ropajes que se encarga de avisar del paso de la procesión haciendo sonar dos pesadas campanas o esquilones) y el “Merlú” (pareja de cofrades de la Cofradía del Nazareno (vulgo Congregación) que se encargan de despertar y reunir a los demás cofrades para la procesión mediante toques de corneta y tambor).

Posiblemente uno de los aspectos menos difundidos y que también tienen que ver con el sonido de las procesiones, sea el de las marchas fúnebres que se interpretan a lo largo de esos días. Tan sólo una acapara la atención de todos: la Marcha Fúnebre de Thalberg. El nombre de este compositor nacido en Suiza en 1812, figura en boca de todos los zamoranos haciéndose tradición. Pero una tradición que muy pocos se han aventurado a indagar.

En nuestra búsqueda de los inicios de la marcha fúnebre y procesional para banda de música y sus repertorios a lo largo de los años, hemos encontrado multitud de pistas y datos en el camino que, entretejidos debidamente, han dado lugar a importantes descubrimientos en este género, a la vez que han servido para ampliar el reducido campo de visión que poseíamos sobre el tema.

Esta motivación nos lleva a dedicar unas líneas sobre las marchas fúnebres y las bandas de música en la Semana Santa de Zamora, sus orígenes y su devenir con el paso de los años.

Los orígenes

Los antecedentes inmediatos a la introducción de bandas de música en Zamora son las orquestas que formaban algunos devotos y aficionados a la música “jóvenes distinguidos y señores de campanillas”[1] que completaban el número necesario con algunos músicos profesionales. Estas orquestas asistían a los solemnes cultos de la Catedral y acompañaban también a los pasos procesionales, estando conformadas por un núcleo de violines y flautas a los que se sumaba algún clarinete, fagot y bombardino[2].

Durante la Cuaresma eran puestas en ensayo las diferentes marchas que sonarían en las procesiones, “marchas aquellas que su exposición consistía en una entrada muy ampulosa, quedando en silencio la última parte, débil, del compás de compasillo. Luego el solo de bombardino [y] las escalas de las ocho o diez flautas”[3]. La mayoría se conocían por su numeración, es decir, la marcha Nº1, la Nº2… y se aprendían de memoria ya que los conocimientos del intérprete eran muy limitados tanto en el solfeo como en el instrumento:

            “La afición musical zamorana adquiría antes gran intensidad en las semanas anteriores a la de la conmemoración de la Pasión de Jesús por la benéfica influencia de tres músicos beneméritos que formaban con sus alumnos y amigos tres orquestas para salir en las procesiones.

Estos tres caudillos eran conocidos por todos los zamoranos por don Alejo, Berdión y don Galo y los tres preparaban preciosas marchas”[4].

Algunas de las marchas llamaban la atención de los que asistían a las procesiones:

            “Don Miguel Berdión compuso un año una marcha fúnebre que ofrecía la novedad de unos toques de campanilla y que fué acogida con grandes muestras de aprobación”[5].

En 1901, la prensa se hacía eco de la organización de una orquesta para acompañar a las procesiones:

            “Los reputados músicos señores Valle y Sendin se han encargado de organizar una orquesta que amenizará las procesiones de Semana Santa”[6].

Más adelante, el mismo diario nos ofrece algunos datos sobre el repertorio de esta orquesta, aunque sin mencionar títulos:

            “La orquesta del señor Valle tiene en ensayo ocho marchas fúnebres para ejecutarlas en las procesiones de Jueves y Viernes Santo.

            Una de ella es original de don Eduardo Sánchez”[7].

Otro apunte periodístico nos da noticia de la intervención de una de estas orquestas en la Semana Santa de 1903:

            “En la procesión del Viernes Santo por la mañana y por iniciativa de los señores Mayordomo, tocará una orquesta compuesta de varios profesores de esta localidad, algunas hermosas marchas fúnebres, entre ellas una en Do menor del inmortal maestro señor Gorriti, que por cierto está premiada en los concursos musicales celebrados el año 95 en París”[8].


Marcha fúnebre en do menor de Felipe Gorriti.

Dichas orquestas convivirían durante un tiempo con las bandas de música con las que se alternarían, desapareciendo finalmente de los desfiles procesionales. Aún en 1905 existe constancia de la participación de la orquesta dirigida por Miguel Berdión:

            “Además de la música del regimiento Toledo, asistirá á las procesiones de mañana y pasado, otra banda orquesta formada por músicos de la localidad y dirigida por el señor Berdión”[9].


Bandas de música y repertorios hasta la mitad del siglo XX

La primera banda de música de la que se tienen noticias fue la de Ingenieros dirigida por Arturo Saco del Valle que, una vez realizadas las gestiones para su contratación por el secretario de la Corporación Municipal D. Eugenio Herrero, participa por vez primera en las procesiones de Semana Santa de Zamora en 1899:

            “Tras unos días en Madrid, el 29 de marzo la Banda salió hacia Zamora para actuar en esta capital y en Toro. Según cuenta «Vista Alegre» en El Heraldo de Zamora, el Ayuntamiento, pese a la serie de obstáculos con que se encontró en un principio, había contratado a la agrupación para dar mayor esplendor a las procesiones de la Semana Santa, objetivo que se consiguió plenamente pues, como añade el citado diario, la música de Ingenieros ha resultado uno de los mayores atractivos y la notable Banda ejecutó en todas las procesiones hermosas marchas fúnebres de los más eminentes compositores, todas ellas bajo la batuta del simpático, joven y ya notable músico señor Saco del Valle. En parecidos elogios se mostraba El Correo de Zamora que se detenía en la figura del director, afirmando que ha sobrepujado si cabe, los esfuerzos de su antecesor (Juarranz) en la dirección de la Banda merced a la reconocidísima competencia de su batuta”[10].

De este párrafo podríamos deducir que, de entre las marchas fúnebres que llevaba en su repertorio la banda de Ingenieros, se incluirían algunas partituras de Eduardo López Juarranz, ya que este había sido director de la misma a la vez que considerado un eminente músico y compositor. Las marchas de Juarranz fueron muy difundidas tanto en vida del compositor como después de su muerte en 1897, como tendremos la ocasión de comprobar.

La novedosa introducción de una banda de música en las procesiones de Semana Santa dejó una grata impresión como se deduce en el siguiente párrafo:

            “El éxito conseguido por el conjunto animó a la corporación consistorial zamorana, presidida entonces por Víctor Gallego, a gestionar su participación en la siguiente Semana Santa de 1900; pero, al parecer, la precipitación en la organización de los festejos dio al traste con el proyecto y no se pudo disponer del presupuesto necesario para su contratación, que quedó pospuesta hasta 1902”[11].

Sin embargo, a pesar de no contar con la banda de Ingenieros para ese año de 1900, se consigue traer a una banda para acompañar a las procesiones. Se trataría de la banda del Regimiento de Asturias nº 31, al frente de la cual se hallaba el músico mayor Wenceslao Menegón Miranda:

            “Según carta que hemos visto, mañana á las nueve llegará á esta capital procedente de Alcalá de Henares, la banda de música del regimiento de Asturias número 31 de guarnición en aquella localidad, y que viene á amenizar las procesiones de Semana Santa”[12].

A través de una nota en la prensa conocemos parte de su repertorio de marchas:

            “A todas las procesiones ha asistido la banda de música del regimiento de Asturias, la cual ha interpretado preciosas marchas fúnebres, sobresaliendo las tituladas La solemne, y Cuatro notas á la memoria de Gayarre, en la que se escuchan los compases más inspirados de la ópera La Favorita.

            Esta marcha fué ejecutada el Jueves Santo en el Palacio Real por la banda de Alabarderos”[13].

Para la Semana Santa de 1901, Zamora cuenta con dos bandas. La primera es la banda militar contratada para la ocasión tratándose esta vez de la banda del Regimiento de Burgos nº 36 de guarnición en León y estando dirigida por el músico mayor Fernando Cobeño Heredia. La segunda es la recientemente creada banda del Hospicio Provincial bajo la dirección de Eduardo Sánchez “Pelufos”. Tanto una como otra obtienen muy buenas críticas en la prensa local:

            “Grandísima impresión ha dejado en Zamora la banda de música del Regimiento de Burgos, que en las procesiones y paseos ha lucido en estos días un repertorio escogido y muy bien ejecutado”[14].

            “Las bandas de música, en esta, como en las anteriores procesiones, alternaban sin cesar, tocando preciosas marchas fúnebres. Al pasar por la plaza de Cánovas, la banda del Hospicio, tocó también muy acertadamente”[15].

Este año de 1901 es testigo de la incorporación de dos nuevas marchas a la Semana Santa zamorana:

            “Los aficionados á la música, hacen grandes elogios de la marcha fúnebre Las Tres Cruces, original del inspirado músico de esta capital, señor Haedo (hijo) y que ha interpretado con gran acierto la banda del regimiento de Burgos”[16].

            “Las diferentes marchas fúnebres que en las procesiones de estos días ha tocado la orquesta de esta ciudad, han sido admiradísimas, principalmente la que es original de Don Eduardo Sánchez”[17].

Para la Semana Santa de 1902 se vuelve a contar con la participación en los desfiles procesionales de la banda de Ingenieros:

            “Luego, con ocasión de la Semana Santa de 1902, la Banda de Ingenieros visitó de nuevo Zamora entre el 23 de marzo y el uno de abril para acompañar las celebraciones pasionales, como ya lo había hecho en 1899”[18].

Tanto la banda de Ingenieros como la del Hospicio, que también actúa en las procesiones, dejan una buena impresión:

            “Las bandas del regimiento de Ingenieros y Casa Hospicio, han asistido á todas las procesiones, ejecutando ambas hermosas marchas fúnebres”[19].

En febrero de 1903 es destinado a Zamora el Regimiento de Infantería de Toledo nº 35 con su banda de música. Actúa en la Semana Santa de ese año bajo la dirección de su músico mayor Ricardo Quiroga Marcos. También conocemos a través de la prensa local la interpretación y la dedicatoria de una marcha fúnebre:

            “La banda del regimiento de Toledo interpretará en las procesiones una marcha fúnebre original del señor Haedo (hijo) intitulada el Nazareno y dedicada á la Congregación del mismo nombre”[20].

Del mismo modo la prensa recoge la impresión causada por esta banda en las procesiones:

            “Ha merecido general aplauso la banda del regimiento de Toledo y su inteligente director señor Quiroga, por los escogidos y variados programas que ha interpretado, tanto en las procesiones de Semana Santa, como en los paseos. El público ha reconocido que ningún año se ha dado tanta variedad á la parte musical en las procesiones”[21].

A partir de diciembre de 1903 se hace cargo de la banda del Regimiento de Toledo nº 35 el músico mayor Leandro Rodríguez Piedra que se mantendrá hasta 1916. Tanto el Regimiento como su banda quedarán de guarnición en Zamora de forma continuada hasta septiembre de 1939, tomando parte habitual en las distintas festividades de esta ciudad, especialmente en su Semana Santa.

En 1905 la prensa anuncia los ensayos de esta banda militar previos a las procesiones:

            “La notable música del regimiento Toledo, que con tanto acierto dirige el mayor señor Rodríguez, está ensayando preciosas marchas fúnebres para interpretarlas en las procesiones de Jueves y Viernes Santo”[22].

La Semana Santa de 1909 nos deja algunos títulos de marchas que llevaban en su repertorio las bandas de “paisanos” y la del Regimiento de Toledo:

            […] “Las bandas de paisanos y la del Regimiento Toledo, interpretaron preciosas marchas sobresaliendo las tituladas ¡Pobre Carmen!, Piedad, de Juarranz, Dolores de una madre, de San José y El Ultimo Suspiro que ejecutó la del Regimiento” […]”[23].

Un hecho a destacar de esta noticia es la referencia que se hace a determinada banda “de paisanos” que acompaña las procesiones. Recordemos que aún faltaría un año para que la banda del Hospicio, ya reorganizada por Inocencio Haedo, saliera a la calle. Sin embargo, suponemos que el propio Haedo estaría cercano a esta banda, puesto que en su repertorio figuran las marchas de Juarranz, tal y como veremos en los repertorios de la banda del Hospicio. Otro hecho a destacar son algunos títulos que se nos ofrecen. Al margen de las marchas de Juarranz, la titulada “Dolores de una madre” viene seguida del autor San José. Esta marcha pudiera tratarse de “El dolor de una madre” de Ángel Rodríguez a la que el autor de la crónica confundiera con otro autor (se dan muchos casos en los que las reseñas periodísticas ofrecen nombres deformados o cambiados), o bien tratarse de otra marcha de la que no tenemos noticia. Con respecto a “El Último Suspiro” pensamos que puede tratarse de la marcha que Hilario Goyenechea Iturrioa estrenara en Salamanca en 1902:

            “La banda de música del Protectorado de Industriales jóvenes que dirigen los Salesianos, estrenará en la procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, una marcha fúnebre titulada “El último suspiro”, original del profesor de piano de la Escuela de San Eloy, don Hilario Goyenechea”[24].

En 1910 la prensa vuelve a ofrecernos detallada información sobre el repertorio que llevarían las bandas del Regimiento y del Hospicio:

            “La banda militar interpretó las siguientes composiciones: La Cruz, Así sea, El dolor de una madre, Último suspiro y Pax domini.

La provincial, Ha muerto; Fé, Esperanza y Caridad; La Cruz; Las Tres Cruces; las tres primeras originales del maestro Juarranz y la última del señor Haedo”[25].


   Inocencio Haedo al frente de la banda del Hospicio Provincial.

Es de destacar el repertorio que se escuchaba entonces en la Semana Santa zamorana. De las marchas de la banda del Regimiento de Toledo reconocemos “El dolor de una madre” del músico de esa banda Ángel Rodríguez Miguel. Con respecto a la marcha “La Cruz” hay dudas ya que con ese título parece ser que existen varias marchas; una de Eduardo López Juarranz, otra de Leandro Rodríguez Piedra y otra de Ángel Rodríguez Miguel sin saber a cual se refiere. “Ultimo suspiro” es en realidad “El último suspiro” de Hilario Goyenechea, que mencionamos anteriormente. Y por último, “Pax Domini” es una marcha fúnebre de Pablo Echegoyen[26]. De la marcha “Así sea” no tenemos noticia alguna.

Con respecto al repertorio ofrecido por la banda del Hospicio Provincial destacar lo siguiente: la marcha “Las Tres Cruces” de Haedo que, como veíamos, fue estrenada por la banda del Regimiento de Burgos en 1901; y, sobre todo, las marchas de Juarranz incorporadas al repertorio de la misma por Haedo, desde que fueran escuchadas por primera vez a la banda de Ingenieros en las dos ocasiones en que estuvo en Zamora:

            “La banda de música de la Residencia Provincial de Niños, es algo consustancial con nuestra Semana Santa. Todos nos sabemos de memoria sus marchas y las escuchamos con deleite, porque son en su mayoría aquellas que nos dejó oir cuando éramos chicos el maestro Saco del Valle, cuando vino la banda de Ingenieros. […]”[27].

            “[…] Los preparativos que estas bandas de música hacen en los días anteriores a las procesiones son sabrosísimos.

Figuraos al máestro Haedo repasando por vez dos mil las marchas de Juarranz por él desempolvadas y modernizadas, […]”[28].

En 1912, la prensa zamorana se hacía eco de una nueva marcha:

            “La notable banda de música del regimiento Toledo está ensayando una preciosa marcha fúnebre titulada “Último homenaje”, de la que es autor el inspirado músico de primera don Ángel Rodríguez.
            Dicha obra será ejecutada en las próximas procesiones de semana Santa”[29].

Algunos años, la Semana Santa zamorana tuvo poca fortuna con la meteorología por lo que apenas hubo procesiones y la prensa local no recoge datos importantes sobre las bandas de música ni sus repertorios. Para encontrar otra reseña de interés, nos vamos al año 1915 donde se decía lo siguiente:

            “La banda del regimiento Toledo, contratada para asistir a todas las procesiones, interpretará las siguientes obras: La Cruz, Jerusalén, El último suspiro, El Santo Entierro y La Dolorosa”[30].

Como podemos apreciar, se repiten títulos como “La Cruz” o “El último suspiro” añadiendo otros nuevos como “Jerusalén” (¿Milpager?), “El Santo Entierro” (¿?) y “La Dolorosa” (¿?). El año 1915 es la última Semana Santa de Leandro Rodríguez Piedra al frente de la banda del Regimiento de Toledo, ya que al año siguiente le sustituiría el músico mayor José María Torá Martín, que estaría en el cargo hasta 1920. De esta etapa obtenemos el dato de otra marcha interpretada en 1919:

            “La banda del Regimiento Toledo que dirige hábilmente el maestro Torá, ha interpretado durante las pasadas procesiones, preciosas marchas fúnebres con especialidad la titulada Ecce Homo, que ha sido escuchada con verdadero amore por los amantes de la buena música…”[31].

Con ese título y teniendo en cuenta que aparece ya en el repertorio de la banda del Regimiento de Toledo en 1919 podría tratarse de la marcha de Leopoldo Martín Elexpuru o bien otra de la que desconocemos su autor.

En 1920 toma la dirección de la banda del Regimiento de Toledo Arturo Luis Villanueva San Pedro que estaría al frente de la misma en dos períodos (1920-1926 y 1928-1939). La prensa local nos informa de lo siguiente en 1921:

            “Las bandas Provincial y militar han concurrido a todas las procesiones, interpretando preciosas marchas y la del Regimiento Toledo, ha dado a conocer estos días siete, de renombrados autores”[32].

Lamentablemente no nos facilita título ni autor alguno para poder hacernos una idea más clara. Con esto, seguimos hasta 1923, en que conocemos un importante estreno:

            “Las bandas de música Provincial y del regimiento Toledo, han asistido a todas las procesiones interpretando preciosísimas marchas y la militar ejecutó por primera vez una titulada “Camino de las Tres Cruces”, inspirada en los toques de atención que en la procesión de la mañana se dan para avisar a los Congregantes.

Es original del músico de primera de dicha banda, don Ángel Rodríguez”[33].

Entre 1926 y 1928, pasarían por la banda del Regimiento de Toledo los músicos mayores Ángel Peñalva Téllez y Francisco Esbrí Fernández, durando escasamente un año cada uno en el cargo.

Para la Semana Santa de 1927 tenemos otra marcha fúnebre de la que se hace eco la prensa local:

            “Han asistido a todas las procesiones pasadas las bandas de música del Regimiento Toledo y Provincial, interpretando preciosas marchas fúnebres, llamando la atención la inspirada marcha fúnebre titulada “Nuestra Madre”, original del bizarro capitán de caballería, nuestro estimado paisano y amigo don Fernando Aparicio”[34].

En 1929 hay constancia de la participación en la Semana Santa zamorana de dos nuevas bandas. Una es la del Regimiento de Guipúzcoa nº 53 dirigida por Jenaro Rey San Segundo, y la otra es la de Colegio de Huérfanos de Carabineros o de la Guardia Civil. De la misma forma, tenemos a la banda del Regimiento de Saboya nº 6 dirigida por Tomás Romo Hernández, venida de Madrid en 1930 y 1931 para amenizar los desfiles procesionales. Ya en 1934, inmersos en la época de la II República, con Villanueva de nuevo al frente de la banda del Regimiento de Toledo y la contratación de otra banda militar, la del Regimiento nº 26 de Salamanca, la Semana Santa de Zamora contempla una novedad para la procesión del Silencio, protagonizada por estas dos bandas:

            “A la salida de la procesión del Silencio las bandas de música de los Regimientos números 26 de Salamanca y 35 de Zamora, interpretarán conjuntamente en el atrio de la Catedral, bajo la dirección del maestro don Arturo Luis Villanueva, una preciosa marcha titulada “Mektub” que en su traducción significa “Estaba escrito”.

Esta novedad, iniciativa del señor Villanueva, ha de dar una gran solemnidad y emoción al momento de la salida del primer templo, del famoso Cristo agónico de Gaspar Becerra.

La composición “Mektub” es original del notable músico español Mariano San Miguel, que fué profesor de la Banda Republicana de Madrid”[35].

En los años de la Guerra Civil española, concretamente en 1938, se reorganiza la banda del Hospicio Provincial siguiendo al frente de ella el maestro Haedo. Una vez finalizada la contienda, en julio de 1939, conocemos una de las marchas que llevaba en su repertorio la banda del Hospicio por una nota de prensa sobre la procesión sacramental de La Horta:

            “La música que dirige el maestro Haedo, que asistió a la magna procesión, nos hizo recordar con “Jerusalem” y otras bellas marchas de este tipo las magníficas tardes en que se conmemora, en Zamora sobre todo, la institución de la Eucaristía […]”[36].

En septiembre de ese mismo año la prensa recoge la noticia del traslado del Regimiento de Toledo y su banda de música:

            “Cumpliendo órdenes superiores, la banda de música del Regimiento de Infantería “Toledo” número 26, salió ayer para Valladolid a unirse con la del regimiento de San Quintín y entre ambas formar una sola.

[…] Deja pues nuestra música, y decimos nuestra, porque no hemos conocido otra que lo que ella nos haya gustado, díganlo “Guipúzcoa”, la del Colegio de la Guardia civil, “La Victoria”, “Saboya”, todas en fin cuantas han pasado por Zamora con motivo de la Semana Santa, una estela de imborrables recuerdos entre nosotros”[37].

Pero la marcha de la banda del Regimiento de Toledo hace que, ya en noviembre de 1939, se cree otra banda de música por iniciativa de Vicente Mayoral y bajo los auspicios de una institución como “La Cruz Roja”, situándose al frente de ella Esteban Mota, un músico del Regimiento de Toledo. Dicha banda toma el relevo de la banda militar preparándose para su debut en la Semana Santa de 1940:

            “Anoche tuvimos la ocasión de escuchar un ensayo de la nueva música en su academia instalada en una de las aulas de[l] Instituto viejo. Irrumpimos allí sobre las nueve y antes de entrar quedamos sorprendidos al oir los acordes de la marcha fúnebre de Mendelsohon[sic]. […]

[…] Y tras dar a la misma algunos repasos para matizar, se interpretó la tan conocida por los zamoranos “El dolor de una Madre”. Esta nos convenció algo más que la anterior; […] hasta el punto de que creímos estarla oyendo a aquella otra banda que tanto la popularizó y hasta veíamos delante al inolvidable don Leandro Rodríguez, de feliz recuerdo. Y no digamos nada de Villanueva”[38].

En ese mismo año, la banda del Hospicio Provincial llevaría en su repertorio de marchas fúnebres una adaptación del maestro Haedo de la marcha “Oriamendi” tan interpretada en esos tiempos.

En 1941 la banda de música de la Cruz Roja está dirigida por Julio Iglesias, antiguo músico de la banda militar del Regimiento de Toledo. En su repertorio de marchas aparecen muchas de las que tocaba la banda militar:

            “La de la Cruz Roja, que dirige diestramente el músico don Julio Iglesias, nos brindará este año toda la serie de obras patéticas tan bonitas como populares que hizo la inolvidable banda del Regimiento “Toledo” desde la famosísima de Thalberg hasta “La Cruz” del que fue nuestro ídolo musical don Leandro Rodríguez (q. e. p. d.) pasando por “El dolor de una madre”, “Peña Plata”, “Piedad” etc…. que ya interpreta insuperablemente […]”[39].

El mismo artículo se hace eco de algunas marchas de la banda del Hospicio Provincial:

            “[…] y el maestro Haedo el infatigable, el trabajador, el músico, nos dejará oir […] “Ha muerto”, de Juarranz, aquella que le estrenaron los Ingenieros en nuestra infancia y que ahora dice maravillosamente su Coral[40] “Las tres Cruces” y todas las demás que de forma tan clásica hace interpretar a sus muchachos”[41].

Para 1942 el repertorio de la banda de la Cruz Roja se compone de las marchas del año anterior y algunas novedades:

            “[…] Y se oirán las marchas de siempre y se oirán otras que hace años no figuraban en el repertorio de las que se interpretan durante las procesiones. “Mektub” (Estaba escrito), que se tarduce [sic] y “El Héroe Muerto”, ambas sublimes y grandiosas, volverán a emocionarnos con sus melodías… […]"[42].

            “[…] Hasta la banda de música de la Cruz Roja, rindió su homenaje a la Virgen Santísima obra de nuestro escultor, interpretando en su honor una inspirada y bonita marcha fúnebre, titulada “Ofrenda a la Dolorosa” compuesta por su director don Julio Iglesias”[43].

Finalizamos este apartado con una cita que transmite la importancia que, para los zamoranos, suponen las marchas fúnebres en los cortejos procesionales de su Semana Santa. Marchas que han sonado en Zamora por varias generaciones y que han calado muy hondo:

            “La fúnebre comitiva se ponía en movimiento. Lanzaban las Bandas al viento sus acordes interpretando las marchas que todos los zamoranos sabemos por haberlas aprendido de nuestros abuelos”[44].


La marcha fúnebre de Thalberg

A las cinco de la mañana del Viernes Santo, el clarín y el tambor anuncian la salida de la procesión que organiza la Cofradía del Nazareno (vulgo Congregación). El primer paso procesional llamado “Camino del Calvario”, más conocido por “El cinco de copas” se eleva sobre los hombros de los hermanos que lo mecen suavemente al compás de la marcha de Thalberg, que suena por primera vez. Es este el famoso “baile del cinco de copas”. Y es esta la descripción de una tradición que, usualmente, vemos como una de las más características de la Semana Santa de Zamora.


Sigismond Thalberg.

Para recoger algunos datos sobre la tradición de esta marcha en la Semana Santa zamorana hemos acudido a varios foros de Internet donde se habla, entre otros temas, de esta famosa marcha fúnebre. En uno de ellos, llamado www.foroclasico.com, el forero “RANWAENGLER” expone la siguiente información:

            “¿Cómo y cuándo llegó a Zamora esta bellísima y entrañable música?

La falta de documentación sobre un episodio, del que cuando se produjo nadie podía pensar que tuviese trascendencia histórica, nos impide llegar a la fecha exacta de su estreno y al músico concreto que la incorporó al repertorio de una banda. Con respecto a los músicos, la deducción es fácil: no pudieron ser más que el querido maestro Haedo o el maestro Villanueva. Este músico era director de la Banda del Regimiento de Toledo durante la década de los treinta. El Teniente Villanueva permaneció en Zamora durante la contienda civil al frente del parque móvil de automóviles, y aunque las circunstancias no fueran propicias a la disciplina diaria de la Banda, y algunos de sus músicos estuvieran en el frente de batalla, sí sabemos a ciencia cierta que desfiló en la Semana Santa de 1938, y lo hizo conjuntamente con la Banda provincial, refundada en aquel mismo año y que dirigía el maestro Haedo.

Aunque el maestro Haedo -zamorano desde finales de siglo- haya sido el introductor de la marcha, no podría haberla estrenado antes de 1910 porque hasta ese año no dispuso de una banda adecuada. En efecto, año y medio antes, la Diputación Provincial de Zamora fundó su Banda de Música, para lo cual no se dedicó a aperdigar los músicos locales, sino que los dotó de uniformes que diseñó y confeccionó Francisco Antón; y, lo que es más importante, trajo de París instrumentos nuevos. La Banda se estrenó -y eso sí que consta en la prensa local- con la Marcha "Las Tres Cruces" de su Director.

En 1930 actúa por primera vez la Banda del Regimiento de Toledo antes citada; y si Thalberg fue introducido por Villanueva, quizá fuera ese año el del estreno. En los archivos de la Congregación hay una alusión a este músico a quien se relaciona con Thalberg.

Encontramos la primera noticia concreta e inequívoca sobre la ejecución de la marcha en una crónica de la Semana Santa de 1943. Fue escrita por Mostajo - a quien pocos zamoranos pueden ya recordar -y dice escuetamente: "a los sones de la Marcha de Thalberg, en la madrugada del Viernes Santo salió de la Iglesia de San Juan el popular cinco de copas". Ningún comentario adicional nos puede hacer pensar que fuera 1943 la fecha del estreno. Pero el laconismo tampoco puede hacer pensar que Thalberg fuera una costumbre inveterada ya que, según se dice en Zamora, cualquier novedad que se introduzca en cualquier Procesión de Semana Santa, al año siguiente ya es tradición.

La hija del Maestro Haedo asegura que su padre compró la partitura en París y que de ella se sirvió para hacer el arreglo de banda. ¿Tenía noticia previa de su existencia?”[45].

Añadimos otra intervención, esta vez de un foro dedicado a la Semana Santa zamorana www.semanasantazamora.org en el que el forero “SLUK” interviene aportando algún dato nuevo:

            “No existen muchas referencias acerca de cómo llegó la Marcha fúnebre de Thalberg a Zamora. Sintetizando, la tradición histórica cuenta que el maestro Haedo la trajo de París y que le hizo los arreglos para ser interpretada por una banda de música. Al parecer a mediados de los años 30, le proponen a José Aragón, jefe de paso del Cinco de Copas que elija entre dos obras musicales para realizar el acto del baile a las cinco de la madrugada (acto del que no se tiene constancia de que se realizara con anterioridad) y elige la Marcha Fúnebre de Thalberg, que interpretaría la banda del Regimiento Toledo dirigida por el Sr. Villanueva”[46].

Sintetizando los datos reunidos en estas dos intervenciones, que resumen bien la información que podemos encontrar en otros sitios, establecemos los siguientes puntos:

  • Falta de documentación y referencias.
  • Introduce la marcha el maestro Haedo, haciendo el arreglo para banda de una partitura adquirida en París.
  • La banda del Regimiento de Toledo sería la encargada de interpretarla bajo la dirección del teniente Villanueva.
  • en una crónica de 1943 se asocia la marcha a la salida del “Cinco de Copas”.
  • José Aragón, encargado del paso del “Cinco de Copas”, elige la marcha para su salida procesional a mediados de los años 30[47].

Indagando en estos puntos y estudiando la hemeroteca que tenemos a nuestro alcance, escogemos como referencia la fecha de 1941 de la cual partimos, retomando la cita que realizábamos anteriormente:

            “La de la Cruz Roja, que dirige diestramente el músico don Julio Iglesias, nos brindará este año toda la serie de obras patéticas tan bonitas como populares que hizo la inolvidable banda del Regimiento “Toledo” desde la famosísima de Thalberg hasta “La Cruz” del que fue nuestro ídolo musical don Leandro Rodríguez (q. e. p. d.) pasando por “El dolor de una madre”, “Peña Plata”, “Piedad” etc…. que ya interpreta insuperablemente […]”.

Como se desprende de este párrafo, la marcha de Thalberg era “famosísima” ya en ese año por lo que se interpretaría desde algún tiempo. La banda que la haría tan popular (según la tradición) sería la del Regimiento de Toledo. Ahora bien, esta banda militar vemos que recaló en Zamora desde 1903. La pregunta es clara: ¿desde cuándo la incorporaría a su repertorio?

            “Thalberg, “El Dolor de una Madre”, “La Cruz”, por ejemplo entre las muchas que a maravilla interpretaron don Leandro, el infatigable trabajador y luego Villanueva, han sido siempre nuestras favoritas… […][48]”.

Por los datos que leemos, parece ser que ya desde los tiempos en que Leandro Rodríguez estuvo al frente de la banda del Regimiento de Toledo (1903-1916) sonaba esta marcha en Zamora.

La Marche funèbre variée, op. 59 de Sigismond Thalberg, es una pieza de 1845 escrita originalmente para piano.


Marcha fúnebre de Thalberg editada en París en 1845.

La versión para banda más difundida (incluso en Zamora) es la que realizara Ricardo Dorado Janeiro, siendo publicada en 1957 por Ediciones Hispania.


Instrumentación de Ricardo Dorado publicada en 1957 por Ediciones Hispania.

En Zamora se conserva también otra instrumentación de esta obra, realizada con anterioridad por el maestro Inocencio Haedo Ganza[49]. De esta versión para banda de Haedo se dice que es la original, la que introduciría esta marcha fúnebre en la Semana Santa zamorana. La fecha de esta adaptación sigue siendo un misterio ya que se habla de un viaje del maestro a París donde adquiriría la partitura para piano. En los diversos datos biográficos de Haedo no hemos podido hallar constancia de este viaje a Francia, sólo a Portugal con la Coral Zamora. Esto no quiere decir que no lo haya realizado en algún momento de su vida.

Sin embargo, hay constancia fehaciente de la interpretación por bandas de música de esta misma marcha en fechas anteriores. En marzo de 1921, el diario “El Noticiero Sevillano” considera como “clásica” a esta marcha en los repertorios de las bandas:

            “[…] Así a las clásicas marchas fúnebres de Thalberg y de Petrella, de Chopín y de Wagner, se han unido las de Mariani, Gómez Zarzuela, Turina, Font de Anta…[…]”[50]

Destacamos también la aparición de esta marcha en el archivo de la antigua banda municipal de la Orotava (Tenerife), bajo el título de “Soledad”, (título este que resulta muy sugerente como veremos más adelante) y cuya autoría se le otorga a Tauber o Fauber (¿deformación de Thalberg?). Encima del título se puede leer “año 1914”, año en que la banda la llevaría en su repertorio.


Marcha fúnebre de Thalberg bajo el título de "Soledad".

Esta versión, siendo casi idéntica hasta la mitad de la marcha, difiere en el final con la del maestro Haedo, ya que se cuenta con una grabación de esta última y se aprecian diferencias comparándola con la que reproducimos en la fotografía. ¿De dónde proviene esta partitura? ¿De Zamora? ¿Cómo recala en Tenerife? ¿Por qué el título de “Soledad”?

Pero ahondando más aún, desde 1903 nos encontramos con esta marcha muy próxima a Zamora, concretamente en la localidad de Peñaranda de Bracamonte, provincia de Salamanca:

            “La banda de música municipal que dirige el distinguido profesor Emilio Soler del Moral, ejecutó con mucha afinación y melodía tres nuevas marchas fúnebres de los maestros Grassi, Thalberg y del mencionado señor Soler. […]”[51].

Es decir, que en la Semana Santa de 1903 (recordemos que es el primer año que participa la banda del Regimiento de Toledo en las procesiones de Zamora), ya la lleva en su repertorio la banda municipal de Peñaranda. ¿La llevaría el maestro Quiroga también en su repertorio junto con la marcha “El Nazareno” de Haedo?

Otro dato importante que nos remonta a 1890 es la noticia de la realización de una instrumentación para orquesta de esta misma marcha:

            “Con asistencia de numeroso público se ha efectuado en el Príncipe Alfonso el penúltimo concierto instrumental de primavera del presente año, por la sociedad de Conciertos de Madrid que dirige el señor Bretón,… […]

También gustó mucho la “Marcha fúnebre” de Thalberg, muy bien instrumentada por el maestro D. A. Llanos”[52].

Dicha instrumentación podría haberse realizado a partir de la edición para piano que publicara en Madrid una conocida editorial en 1881:

            “Hemos recibido el num. 44 del notable semanario artístico La Correspondencia Musical, que con tanto acierto publica en Madrid, la casa editorial de música de Zozaya.

Contiene preciosos artículos de actualidad y todas cuantas noticias teatrales puedan interesar al público filarmónico. Como regalo á los suscriptores, incluye una pieza para piano propia de la solemnidad del dia. Esta pieza es la célebre Marcha fúnebre de Talberg [sic], tan celebrada en todo el mundo musical. […]”[53].

Sin embargo, en la siguiente referencia, podemos encontrar que dos años antes, el director de la banda de música del Hospicio Provincial de Jaén, solicita un pedido de partituras donde de nuevo aparece la Marcha fúnebre de Thalberg:

            “Las bandas de provincias solían realizar peticiones a las editoriales suscribiéndose a las series o encargando guiones o papeles sueltos. En el caso jiennense, Manuel Romero Durán, director de la banda del Hospicio de Hombres de Jaén, hace en 1879 un pedido de «ciertas partituras y piezas de música modernas», bastante ilustrativas del repertorio de la época. El encargo es realizado a José Antonio López, vecino de Valencia, director de la música de la Academia de Infantería de Toledo y de la publicación musical La lira.

En la relación priman las transcripciones de números de óperas, principalmente italianas -Verdi, Bellini-, música de salón y música bailable -valses, polcas, schottischs, habaneras, mazurcas y redowas- sobre marchas -militares y fúnebres, tanto originales como transcritas (Thalberg)-, pasodobles, aires andaluces y música religiosa”[54].

Deducimos del texto anterior que existía una transcripción para banda de música de esta marcha fúnebre, que estaba realizada o editada por José Antonio López, músico mayor de la Academia de Infantería de Toledo en 1879 y director de la publicación musical “La Lira”. Por lo tanto, sería esta la transcripción para banda más antigua de las que tenemos noticia[55].

También existen ediciones antiguas para piano y para guitarra de esta marcha, siendo publicadas la primera en Madrid por Antonio Romero en 1872, y la segunda en Barcelona por Hijos de Andrés Vidal y Roger hacia 1892.

Hemos dejado para el final la cuestión de su tradicional interpretación en Zamora. Como hemos podido ver, la tradición hace sonar a esta marcha por primera vez al levantar el paso del “Cinco de Copas”, a las cinco de la mañana del Viernes Santo, interpretándose después en varios tramos de esta procesión y a lo largo del día. También hemos podido saber (si es cierto lo que se cuenta) que la tradición de “bailar” el paso a los sones de la marcha de Thalberg proviene de mediados de los años treinta, cuando el jefe de paso en esa época, José Aragón, la elige de entre las marchas que llevaba en su repertorio la banda del Regimiento de Toledo[56]. Es decir, que hasta esa fecha la marcha podría haber sonado en cualquier momento de la procesión, incluso de la Semana Santa ya que no habría nada establecido. ¿Y si no fuera así?


Paso del "Camino del Calvario" en los años 40 con José Aragón al frente.

Los primeros datos que nos hacen pensar que la tradición ha podido variar con los años los hemos recogido de diversas crónicas de los años cuarenta:

            Figuraos al máestro Haedo repasando por vez dos mil las marchas de Juarranz por él desempolvadas y modernizadas, pues cada año ha de instruir nuevos chiquillos de esa típica banda provincial que sostiene la Diputación, figuraos horas y horas de ininterrumpido trabajo para poder conseguir que de pulmones infantiles salgan perfectamente emitidas por sus instrumentos las solemnes notas primeras de la Marcha de Thalberg que cada año se interpreta a la salida de la Soledad. […]”[57].

El paso de “La Soledad”, perteneciente a la Cofradía del Nazareno (vulgo Congregación) sale el Viernes Santo cerrando la procesión de la mañana. En el recorrido de esta procesión hay una parada en el sitio que llaman de las “Tres Cruces”, donde se realiza una ceremonia de reverencia de cada uno de los pasos que integran el cortejo al paso de “La Soledad”. Luego la procesión continua, dirigiéndose finalmente los pasos hacia la iglesia de San Juan, de donde partieron, a excepción de “la Soledad”, que se dirige hacia la iglesia de la Concepción. Aquí aguarda su salida procesional del Sábado Santo.

El cronista alude a la interpretación de esta marcha cada año a la salida de “La Soledad”, es decir, que lo hace de forma tradicional. La banda que la interpreta en esta ocasión es la del Hospicio Provincial, que sabemos que se alternaba con la del Regimiento de Toledo acudiendo ambas a la procesión. En la misma crónica, un poco más adelante podemos leer más datos curiosos y reveladores:

            “No admite innovaciones la liturgia musical de nuestra semana de Pasión, fracasaron los que de otras partes vinieron y quisieron solemnizar nuestras procesiones con su inspiración o con sus magníficos conjuntos orquestales. […]

Nuestras marchas triunfales en Ramos que nos recuerdan los días de las Sacramentales, el fagot y el gregoriano en la procesión del Silencio, con la polifonía coral del Maestro Victoria a la salida del Templo, esa marcha de Thalberg al amanecer, y al llegar a la Concepción la Soledad, […]”[58].

Se muestra vehemente el cronista con las tradiciones zamoranas enumerando algunas de ellas en el apartado musical, entre las cuales figura la interpretación de la marcha fúnebre de Thalberg “al amanecer, y al llegar a la Concepción la Soledad”, es decir, que esta marcha se le interpretaría de forma tradicional a “La Soledad” tanto a su salida de San Juan, como a su entrada en La Concepción en la procesión de la mañana del Viernes Santo.

Otra narración del mismo año se refiere a la misma procesión en los siguientes términos:

            “Una lúgubre trompeta y un destemplado tambor congregan a los hermanos en el templo.

En él, la tradición de este pueblo venera a la Virgen en su soledad.

El ralente de la mañana entra a bocanadas por las puertas del templo, abiertas de par en par; tiemblan las lucecitas que alumbran el sagrario. Los hermanos levantan sus cruces en alto y la Virgen de la Soledad sale del templo a la tenue luz de la aurora primaveral.

Suena siempre la misma marcha fúnebre que de niños aprendimos, y en pos de la Madre llorosa caminan multitud de mujeres, pie desnudo”[59].

A medida que leemos nos damos cuenta de que la atención se centra en la Virgen de Soledad, a cuyo paso hacen reverencia los demás y, en torno a ella, gira la procesión de la mañana del Viernes Santo. Hasta la marcha de Thalberg, que el autor del texto anterior aprendió de niño, parece que suena con este paso antes que con otros. De hecho, por los siguientes escritos podemos percatarnos de esto mismo:

            “Salieron los famosos grupos escultóricos envueltos en la penumbra del amanecer y escoltados por los nazarenos, a compás de los acordes lúgubres de las bandas de música que interpretaban las marchas de más puro sabor zamorano… […]”[60].

            “A las seis en punto la oración sagrada es interrumpida por el clarín de la Cofradía que anuncia el instante de la salida de la procesión, siendo entonces cuando una banda de música, ataca las notas de una marcha fúnebre, y en la iglesia es levantado el primer paso que forma en aquélla, que es el Camino del Calvario,… […]”[61].

Con el paso llamado “Camino del Calvario”, también conocido por el “Cinco de Copas”, suena una marcha fúnebre, marchas del “más puro sabor zamorano”, pero ¿es la Marcha fúnebre de Thalberg o ésta se reservaba para la salida de “La Soledad”? Es elocuente que el nombre de Thalberg se asocie antes a la Virgen de la Soledad que a otro paso, pudiendo ser originariamente ésta la tradición.

De igual forma, el título tan sugerente al que aludíamos anteriormente, y que lleva la partitura hallada en Tenerife, podría apuntar en este mismo sentido, conociéndose por “Soledad” una marcha fúnebre, quizás venida de Zamora que, bajo este título,  esconde la melodía y armonías de la Marcha fúnebre de Thalberg.

Curiosamente, y gracias nuevamente al foro www.semanasantazamora.org trasladamos aquí un dato muy interesante aportado por el forero “MARCOS” y que, hasta el momento, es la referencia más antigua de la interpretación de esta marcha por su nombre en la Semana Santa de Zamora:

            “Según apuntes de prensa del año 1924, puede leerse lo siguiente: "Entre la programación de las marchas fúnebres en los desfiles procesionales destacan la interpretación de "El Héroe Santo", "Requien Eternan", "Juana de Arco" y otras varias. No faltando entre ellas la imprescindible del Maestro THALBERG que será interpretada a la salida de la procesión del Viernes Santo por la mañana. Esta marcha es la que produce emoción intensísima en tan sublime momento habiéndose casi hecho del dominio popular"[62]

Es significativo que en 1924 se considere la marcha de Thalberg como imprescindible pudiendo deducirse su tradicional interpretación por varios años. De ella nos dice el autor de la nota “habiéndose casi hecho del dominio popular”, es decir, que la tradición no es demasiado lejana pero que ya tiene algunos años y ha calado en el pueblo zamorano… ¿incorporada hacia 1910? También destacamos “que será interpretada a la salida de la procesión del Viernes Santo por la mañana”. Por lo tanto, entendemos que la tradición originariamente sería tocarla a la salida de la procesión, no a un paso en concreto, dándose la circunstancia de que el primero en salir siempre es el “Camino del Calvario”. Quizás, desde que se hiciera cargo José Aragón como jefe de este primer paso procesional, y con su particular forma de llevarlo, crearía una nueva tradición donde se asociarían el peculiar mecimiento que se le daba al paso “el baile” y las notas de esta marcha que ya sonarían con anterioridad.

En otro artículo de 1956, esta vez de Vicente Mayoral, que narra sus vivencias de la Semana Santa desde que la conoció, califica de tradicional e insustituible a la marcha de Thalberg, que ya sonaba en la procesión de la mañana del Viernes Santo:

            […] “Y así, recuerdo aquella Semana Santa inolvidable de hace cuarenta y muchos años, en la que con intensa emoción prendió en mí, sobre todo, aquella salida de San Juan de la Cofradía de Jesús Nazareno al amanecer del Viernes Santo, a los tradicionales acordes de la insustituible Marcha fúnebre de Talberg [sic]. […]”[63].

Si desde la fecha del artículo, nos remontamos “cuarenta y muchos años” atrás, nos vuelve a dar una fecha aproximada de 1910, año arriba o año abajo. Con lo que tenemos que ya por esas fechas sonaba esta marcha en Zamora. Pero seguimos preguntándonos: ¿quién la tocaba? ¿Sería la recién organizada banda del Hospicio Provincial bajo la batuta de Haedo? ¿Se escucharía su versión de esta marcha ya por esos años? ¿O bien sería la del Regimiento de Toledo con Leandro Rodríguez?

Quedan aún muchos cabos sueltos que, hasta ahora, no hemos podido enlazar. Con estas líneas, únicamente hemos pretendido reunir toda una serie de datos dispersos y darles algo de forma. Bien es cierto que muchas veces hemos lanzado más preguntas al aire que las que hemos podido contestar, o formulado hipótesis que pueden estar más o menos acertadas. Sin embargo, nuestro ánimo es el de investigar y profundizar en los entresijos de la historia de la marcha fúnebre y procesional para banda de música, y darla a conocer para que este género musical, tan desatendido y olvidado, tenga un lugar digno en el que se reconozca su importancia.

Este artículo nos ha permitido también acercarnos, si no físicamente, algo que nos encantaría, sí a través de sus escritos y reportajes, a la celebración de la Semana Santa en Zamora, sus procesiones y tradiciones, sus bandas y su música. Marchas fúnebres que han dejado sus ecos e impresiones en esta histórica ciudad.

David Marrero Pérez

Nota importante a modo de apéndice

El presente trabajo de investigación fue llevado a cabo durante el mes de julio de 2013 en su gran mayoría. Como no teníamos el pensamiento de publicarlo por esas fechas sino en unas más cercanas a la cuaresma, quedó a la espera durante varios meses. Sin embargo, siguiendo nuestras investigaciones sobre la historia de la marcha procesional, comprobábamos como iban saliendo esporádicamente algunos nuevos datos que completaban la información que teníamos hasta el momento sobre el tema de este artículo. Es por esto que ofrecemos este trabajo de investigación tal y como fue concebido en dicho mes de julio, al que añadimos este apéndice que cuenta con una información “de última hora” y que consideramos muy importante. Estos “nuevos” datos vienen a llenar parte del vacío existente en cuanto a los repertorios de las bandas y, sobre todo, ofrece un dato crucial para la segunda parte de este artículo, el de la marcha de Thalberg que, dicho sea de paso, nos hubiera ahorrado algunas elucubraciones. Exponemos a continuación la información.

En un solo diario y en una sola página se concentran dos importantes reseñas que enumeran el repertorio completo de las dos bandas que en 1914 participarían en las procesiones de la Semana Santa zamorana:

            “Durante las próximas fiestas de Semana Santa, la banda Provincial, interpretará las siguientes obras:
            “¡Ha muerto!, “Fé, Esperanza y Caridad”, “Tristes recuerdos”, “Reina y Madre”, del maestro Gorriti, “Santo Sepulcro”, del maestro Chopín”[64].

Como podemos ver, la banda del Hospicio seguía manteniendo en su repertorio las marchas de Juarranz que ya incorporara en el repertorio desde 1910: “¡Ha muerto!” y “Fe, Esperanza y Caridad”. Sin embargo, apreciamos un nuevo título: “Tristes recuerdos” que parece también asociado a la autoría de Juarranz. Y en efecto, como puede leerse en el tema abierto en el foro de Patrimonio Musical sobre esta marcha (enlace al tema), la autoría parece demostrada. “Reina y Madre” cuyo autor es Felipe Gorriti, es un título que desconocíamos hasta el momento. Y por último, “Santo Sepulcro” de Chopin… suponemos que alguien habrá bautizado a su famosa marcha fúnebre.

            “Marchas fúnebres que ejecutará la banda del regimiento Toledo, en las procesiones de Semana Santa.
1.ª Pax dómini, marcha fúnebre por (P. Echégoyen).
2.ª Marcha fúnebre de la ópera, Don Sebastián (Domidet).
3.ª La lágrima de un poeta, marcha fúnebre (S. Jordana).
4.ª Ultimo homenaje, marcha fúnebre (A. Rodríguez).
5.ª Gran marcha fúnebre del maestro (S. Talbánz).
6.ª Jerusalén, marcha fúnebre de Milpager.

El repertorio completo de la banda del Regimiento de Toledo para la Semana Santa de 1914 constaba de seis marchas. Algunas de ellas ya habían aparecido años atrás como “Pax Domini” o “Último homenaje”. La Marcha fúnebre de la ópera Don Sebastián (obra estrenada en 1843) es una de las marchas más antiguas que las bandas han incorporado a sus repertorios procesionales casi desde su fundación. El columnista equivoca o transcribe erróneamente el nombre del autor (Domidet por Donizetti), algo que se repetirá en más ocasiones. “La lágrima de un poeta”, marcha fúnebre inspirada por el capitán de infantería Salvador Jordán Doré y que compuso hacia 1909 tras los sucesos del “Barranco del Lobo”. La marcha “Jerusalem” de Álvaro Milpager, que aparece en este año de 1914 en el repertorio y que, posiblemente, ya fuera incorporada años atrás por tratarse de una marcha ampliamente difundida.

Y por último la “Gran marcha fúnebre del maestro S. Talbánz” que, concediendo el error en la transcripción del autor (Talbánz-Talber-Thalberg), vuelve a aparecer ante nuestros ojos la famosa marcha fúnebre que esta vez se remonta hasta 1914. Esta referencia documental, como decíamos anteriormente, hallada una vez concluido nuestro artículo, confirma algunas hipótesis vertidas en el mismo. Como se recordará, barajábamos las fechas alrededor de 1910 como posible interpretación de esta marcha en Zamora. Teniendo en cuenta la información que la prensa nos ofrece en relación a los repertorios de las bandas que acompañaban a las procesiones por esos años, parece un hecho que la banda que incorporaría esta marcha a la Semana Santa zamorana sería la del Regimiento de Toledo. Si bien es cierto que, no teniendo una información completa de los repertorios de las orquestas y bandas que actuaron en Zamora con anterioridad, no podemos confirmarlo. Pero, aunque no hemos hallado una referencia documental anterior a 1914, nos inclinamos a pensar que el arreglo de Haedo es posterior a esta fecha y que, su banda del Hospicio la interpretaría igualmente más tarde. De la misma forma, creemos que la marcha fúnebre de Thalberg se convertiría en tradición por permanecer, año tras año desde esa fecha, en el repertorio de la banda del Regimiento e incorporarla también la del Hospicio. Y sería a partir de la década de los veinte, desde que se hace cargo José Aragón del paso del “Camino del Calvario” (Cinco de Copas) que la tradición de la marcha y el paso se fundieran en una.

Aún pudiendo ser anterior, este valioso dato nos da la satisfacción de poder conmemorar en esta próxima Semana Santa al menos 100 años conocidos de la interpretación de esta magnífica marcha en Zamora.

Publicado en Patrimonio Musical
Febrero de 2014

Bibliografía y fuentes documentales

- AYALA HERRERA, Isabel Mª. “Haydn para todos: La transcripción para banda de música del minueto de la Sinfonía nº 100 “Militar” por Mariano San Miguel (1879 -1935)”, MAR – Música de Andalucía en la Red, nº. 1 (invierno, 2011), http://mar.ugr.es.

- CASTROVIEJO LÓPEZ, José Manuel. “Jesu-Christus, de Moisés García Espinosa”. Publicado en la web: www.patrimoniomusical.com.

- OVIEDO SACO DEL VALLE, María Dolores. “En el bicentenario de la creación del Regimiento Real de Zapadores Minadores: Saco del Valle, músico mayor de la Banda del 2º Regimiento (1897-1904)”. Militaria, Revista de cultura militar 2003, vol. 17.

- VV.AA. “Zamora y su Semana Santa”. Imprenta Jacinto González. 1943.

- El Adelanto: Diario político de Salamanca.

- El heraldo de Castilla: periódico de intereses locales morales y materiales

- El Lábaro: Diario independiente.

- Heraldo de Zamora. Diario de la tarde. Defensor de los intereses morales y materiales de la provincia.

- Imperio: Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S.

- La Correspondencia de España.

- La Voz de Peñaranda: periódico semanal. De Ciencias, artes, literatura e intereses morales y materiales.

- Biblioteca virtual de prensa histórica del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.







[1] CAMPANONE. “La música evocadora de nuestras procesiones”. Imperio: Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S. 18/04/1943. Campanone es el pseudónimo utilizado por Anselmo Allúe Horna, médico zamorano e integrante en su juventud de estas orquestas.
[2] Como reminiscencia de una antigua costumbre de hacer sonar al bombardino en los entierros, aún hoy se puede escuchar el sonido de este instrumento en la llamada Procesión de las Capas Pardas del Miércoles Santo.
[3] GÓMEZ CRESPO, José. “Para Semana Santa”. Heraldo de Zamora: Diario de la tarde. Defensor de los intereses morales y materiales de la provincia. 14/02/1940. José Gómez Crespo, alumno del Maestro de música Miguel Berdión y Pardo, llegaría a ser director de orquesta.
[4] RODRÍGUEZ DÍAZ, Carlos. “Semana Santa en Zamora”. Heraldo de Zamora 31/03/1928. Miguel Berdión y Pardo, pianista y maestro de música; Galo Pérez, profesor de música y organista de la iglesia de San Ildefonso.
[5] Ibídem.
[6] Heraldo de Zamora. 13/03/1901. Ramón del Valle sería el director de la orquesta junto con el músico Ángel Sendín.
[7] Heraldo de Zamora. 22/03/1901. Eduardo Sánchez Bugallo (1849-1933), conocido cariñosamente por “pelufos”, fue profesor de música, violinista y director de orquesta. Hacia 1881 se puso al frente de la educación musical del Hospicio Provincial, creando más tarde una banda con sus alumnos que acompañaría por vez primera a las procesiones en 1901.
[8] El Lábaro: Diario independiente. 04/04/1903. En realidad esta marcha en do menor fue premiada en el concurso celebrado en junio de 1882 por la Société Internationale des Organistes et Maîtres de Chapelle en París.
[9] Heraldo de Zamora. 19/04/1905.
[10] OVIEDO SACO DEL VALLE, María Dolores. “En el bicentenario de la creación del Regimiento Real de Zapadores Minadores: Saco del Valle, músico mayor de la Banda del 2º Regimiento (1897-1904)”. Militaria, Revista de cultura militar 2003, vol. 17, págs. 135-150.
[11] Ibídem.
[12] Heraldo de Zamora. 10/04/1900.
[13] Heraldo de Zamora. 14/04/1900. Desconocemos cuál puede ser la marcha “La solemne” (¿Roig?), mientras que “Cuatro notas a la memoria de Gayarre”, sabemos que fue compuesta en honor a este famoso tenor por el músico militar Leopoldo Martín Elexpuru hacia 1890.
[14] Heraldo de Zamora. 09/04/1901.
[15] Heraldo de Zamora. 06/04/1901.
[16] Ibídem. Inocencio Haedo Ganza (1878-1956) se inició en la música con su padre, que era director en la Banda Municipal de Santander, de donde era oriundo. Posteriormente recalaría en Zamora en 1895 donde se establecería hasta el final de su vida. Fue profesor de música, flautista en varias orquestas, director de distintas corales y compositor. En 1907 sucedería en el cargo de profesor de música del Hospicio Provincial a Eduardo Sánchez y reorganizaría la banda del mismo establecimiento.
[17] Heraldo de Zamora. 06/04/1901.
[18] OVIEDO SACO DEL VALLE, María Dolores. “En el bicentenario de la creación del Regimiento…”
[19] Heraldo de Zamora. 23/03/1902.
[20] Heraldo de Zamora. 08/04/1903.
[21] Heraldo de Zamora. 14/04/1903.
[22] Heraldo de Zamora. 19/04/1905.
[23] Heraldo de Zamora. 10/04/1909.
[24] El Adelanto: Diario político de Salamanca. 23/03/1902.
[25] Heraldo de Zamora. 26/03/1910.
[26] Pablo Echegoyen Ruipérez (1873-1933), fue músico militar que llegaría a dirigir entre otras bandas la del Regimiento de Extremadura.
[27] Heraldo de Zamora. 23/03/1940.
[28] CAMPANONE. “La música evocadora de nuestras…”
[29] Heraldo de Zamora. 5/03/1912.
[30] Heraldo de Zamora. 31/03/1915.
[31] Heraldo de Zamora. 19/04/1919.
[32] Heraldo de Zamora. 26/03/1921.
[33] Heraldo de Zamora. 31/03/1923.
[34] Heraldo de Zamora. 16/04/1927.
[35] Heraldo de Zamora. 28/03/1934.
[36] Heraldo de Zamora. 10/07/1939.
[37] Heraldo de Zamora. 26/09/1939.
[38] Heraldo de Zamora. 09/01/1940.
[39] Heraldo de Zamora. “De Semana Santa. Ya suenan las marchas”. 27/02/1941.
[40] En realidad, tal y como hemos visto, “Las Tres Cruces” fue estrenada por la banda del Regimiento de Burgos en 1901 y no por la de Ingenieros. Esta marcha fue incorporada como uno de los números de la obra coral “Estampas zamoranas” de Inocencio Haedo.
[41] Ibídem.
[42] Heraldo de Zamora. “Música fúnebre. Actuación de la Banda de la Cruz Roja”. 11/03/1942.
[43] Heraldo de Zamora. 04/04/1942.
[44] MARTÍN, José Luis. “Asistiré al Entierro de Cristo”. Imperio. 03/04/1955.
[45] Extraído del foro: www.foroclasico.com. Intervención del forero “RANWAENGLER” sobre el asunto: “Sigismond Thalberg”. 15/01/2004.
[46] Extraído del foro: www.semanasantazamora.org. Intervención del forero “SLUK” sobre el asunto: “200 años de su nacimiento…”. 31/07/2012.
[47] José Aragón Gago (n. 1904), maquinista de locomotora de profesión, sería desde 1922, jefe de paso del “Camino del Calvario”.
[48] Heraldo de Zamora. “Música fúnebre. Actuación de la Banda de la Cruz Roja”. 11/03/1942.
[49] Inocencio Haedo Ganza (1878-1956), en una entrevista realizada en 1953, a la pregunta formulada con respecto a su obra compositiva: ¿y marchas de Semana Santa?, responde “Tres de las más conocidas son también mías”. Las dos primeras son las marchas fúnebres “Las Tres Cruces” de 1901 y “El Nazareno” de 1903, siendo una incógnita el tercer título a no ser que se refiera a la adaptación para banda de la marcha fúnebre de Thalberg.
[50] CASTROVIEJO LÓPEZ, José Manuel. “Jesu-Christus, de Moisés García Espinosa”. Publicado en la web: www.patrimoniomusical.com.
[51] La Voz de Peñaranda: periódico semanal. De Ciencias, artes, literatura e intereses morales y materiales. 12/04/1903. Emilio Soler del Moral, vecino de Madrid, violinista y director de la banda de música de Peñaranda, accedió al cargo de director en noviembre de 1902 falleciendo en septiembre de 1903.
[52] La Correspondencia de España. 31/03/1890. Antonio Llanos (1841-1906) fue profesor de música en la Escuela Nacional de Música y Declamación.
[53] El heraldo de Castilla: periódico de intereses locales morales y materiales. 09/11/1881.
[54] AYALA HERRERA, Isabel Mª. “Haydn para todos: La transcripción para banda de música del minueto
de la Sinfonía nº 100 “Militar” por Mariano San Miguel (1879 -1935)”, MAR – Música de Andalucía en la Red, nº. 1 (invierno, 2011), http://mar.ugr.es.
[55] José Antonio López  fue el director de una publicación para banda militar titulada “La Lira” que salió a la luz por vez primera en marzo de 1864. Aunque no hemos encontrado un catálogo de las obras publicadas, sabemos algunos de sus títulos, entre los que se incluyen varias marchas del mismo José Antonio López. Las partituras editadas por “La Lira” tuvieron difusión entre las bandas militares y civiles españolas, sobre todo en los lugares donde su director estuvo destinado como músico mayor. Entre otros estuvo en Valencia, Cartagena, Málaga, Madrid y Toledo.
[56] Creemos que la tradición de “bailar” el paso del “Camino del Calvario” proviene precisamente de José Aragón y de la forma de llevar este paso bajo sus consignas, desde que lo tomara a su cargo en 1922. Por otro lado, debido al inicio de la Guerra Civil y a las continuas bajas en los números de la banda del Hospicio Provincial, ésta se desorganiza durante un tiempo, pasando a ser la banda del Regimiento de Toledo la que se encargaría de solemnizar musicalmente la procesión de la mañana, incluyendo la marcha fúnebre de Thalberg a la salida de la procesión. Podríamos estar hablando de la Semana Santa de 1937, momento en el que José Aragón pediría a Arturo Villanueva, director de la banda militar, que interpretara precisamente la marcha de Thalberg a la salida de la procesión, tal y como lo había venido haciendo la banda del Hospicio anteriormente. Este momento sería el que habría quedado grabado en la tradición zamorana.
[57] CAMPANONE. “La música evocadora de nuestras…”
[58] Ibídem.
[59] VV.AA. “Zamora y su Semana Santa”. Imprenta Jacinto González. 1943.
[60] Heraldo de Zamora. 04/04/1942.
[61] Heraldo de Zamora. 02/04/1941.
[62] Extraído del foro: www.semanasantazamora.org. Intervención del forero “MARCOS” sobre el asunto: “Noticias de Thalberg”. 11/07/2013. Este importante dato descubierto tan reciente lo incorporamos a nuestro trabajo después de haberlo dado por concluido. No hemos podido contrastarlo ya que seguramente esté recogido en algún diario que aún no se encuentra digitalizado en su totalidad, como es el caso de “El Correo de Zamora”.
[63] MAYORAL, Vicente. “Piedad zamorana. Recordatorio”. Imperio. 25/03/1956.
[64] Heraldo de Zamora 7/04/1914.